jueves, diciembre 05, 2013

Qué es la hologogía

Marcos Fidel Barrera Morales
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 La hologogía corresponde a la comprensión del quehacer profesional y educativo vista como continuum, a partir de la concepción integral, holista del ser humano, en correspondencia con diversos aspectos existenciales a ser tenidos en cuenta, tales como la condición espaciotemporal, el sentido de la vida, la particularidad de cada quien, la universalidad de los propósitos humanos, los valores... 
               La expresión hologogía se deriva del latín hol, holo, que significa entero, todo; y agein, acompañar, y constituye un neologismo propuesto por el autor en 1989, a fin de indicar el sentido permanente de la educación, desde la integralidad y el pensamiento holístico (Barrera, 1999. 2001. 2004: 33).  Se refiere, además, a la actividad de continuidad y seguimiento que, con propósitos formativos, se cumple en torno a la persona, en todas y cada una de las etapas de la vida. Este propósito, el de concebir la educación y todo cuanto importa al humano, con criterios integrativos, está determinado por una serie de principios, algunos de los cuales recogen la tradición educativa, como también los aportes y las reflexiones orientados a elaborar respuestas acordes con los dilemas de la sociedad (se recomienda el libro Hologogía, tercera edición, Caracas 2013).
              La   hologogía admite la importancia de la actividad educativa, en todas las etapas, momentos y oportunidades, por lo que no restringe la gestión formativa a una tarea de corte netamente academicista, sino que la expone social y culturalmente: toda estructura, ámbito, contexto, organización, oportunidad y posibilidad. Esto, debido a que hologógicamente la actividad de realización se da en toda la persona y en todas las personas, en toda oportunidad y circunstancia, lo que compromete la condición relacional y societaria plena: familia, sociedad, escuela, trabajo, ambientes sociales y oportunidades de toda índole.
                La hologogía tiene soporte epistémico premisas del pensamiento holístico que orientan sobre la importancia de una visión amplia de las cosas, de los eventos y de las situaciones a fin de apreciar de mejor manera los aspectos que los constituyen (Weil, 1997. Barrera, 1999. 2006). Al partir de la actitud holística se propicia la facultad de entender el sentido del todo, siendo el todo, como todo, en el decir griego, más que la suma de las partes (Aristóteles, 2000). Si bien es cierto que la totalidad –llámese naturaleza, realidad, ciencia, episteme, Dios-, se manifiesta a través de las evidencias, lo es también el reconocer que esas evidencias lo son de totalidad, circunstancia ésta que para un educador constituye una oportunidad de privilegio (Barrera, 2006), pues implica tener presente que en toda acción que se cumpla, que en toda actividad y propósito la totalidad ampara cualquier iniciativa de bien que se tenga.

La educación es humana
                La hologogía, como comprensión holística de la educación, reconoce la condición humana como fundamento propio de todo cuanto se haga y ocurra en materia educativa, pues el quehacer educativo está orientado por personas, hacia personas, bajo una constante de humanización que determina  su sentido. A partir de este enunciado se entiende que se debe tener presente la exigencia antropológica a fin de iluminar, en la educación, los contenidos, la didáctica, la metódica, la sistemática, y todo lo que ella demande y lo que ella produzca.  De ahí que se insista en que la primera fase de toda actividad que se haga en nombre de la educación es la humanización. Y este propósito atañe a toda persona, entidad y conglomerado.
Al ser humana, la educación, lo antrópico se constituye en una cuestión fundamental, por lo que los aspectos que lo designan son determinantes. Ante esta exigencia, es conveniente precisar, grosso modo, algunas de las claves antropológicas, tales como la condición integral y holista, el reconocimiento de la multidimensionalidad constitutiva, la naturaleza relacional, la propensión social, el devenir, la continuidad, la eticidad (Barrera, 2002), entre otras.
La hologogía tiene como propósito esencial propiciar la realización de todos y cada uno de los partícipes en el hecho educativo, a partir del reconocimiento y desarrollo de las facultades, potencialidades, posibilidades, requerimientos, derechos, deberes y privilegios. En consecuencia, diseño, contenidos, propósitos, métodos, tácticas y técnicas se ordenan al propósito de realización permanente, personal y social.

Todas las edades son importantes
En hologogía se insiste en la importancia de todas las edades, como exigencia y posibilidad educativos. Hubo una época en la que se creyó que la educación era incumbencia única y exclusiva de los jóvenes, lo que suscitó una tendencia hacia la efebogogía, especialmente en la derivación cultural y filosófica griega. Hubo otra época de la historia en la cual se asoció la educación con la edad infantil, particularmente en la denominada Modernidad, lo que propició el surgimiento de la pedagogía (Dottrens; Mialaret. 1979:25). Posteriormente, surgió el reclamo del adulto que también exigía  oportunidades para seguir formándose, lo que  condujo a la propuesta conocida como andragogía (Adam, 1999). Pero como el hecho educativo atañe a todas las edades -no es privilegio ni exclusividad de ninguna de las edades ni etapas humanas, y exige la vinculación de todos-, hizo falta una comprensión integrativa capaz de dar respuesta a cada edad en particular, como también a todas las edades, como unicidad progresiva. Esa comprensión se expresa como hologogía, entendida como la concepción de la educación que ampara la efebogogía -la atención al joven-, también la pedagogía -la atención del niño y de la niña-, y la andragogía -la atención al adulto-,  bajo la perspectiva de un proceso único, continuo, distinto en cada edad y oportunidad, lógico y articulado. Esa es la hologogía, palabra cuyo prefijo hol, todo, y el radical de origen griego agein acompañar, orientan a entenderla como el acompañamiento que se hace con propósitos de enteridad y de continuidad de toda la persona y de todas las personas, en todas y cada una de las etapas de la vida (cfr. Educación holística. Introducción a la hologogía. Barrera, 2001. 2004). Si bien las expresiones de origen griego hol y agein pueden ser aplicadas a otras locuciones disciplinares y científicas, se prefiere en esta oportunidad relacionarla con la educación, a fin de hacerla coincidir con el sentido de totalidad, de continuidad y de acompañamiento continuo que la educación demanda.
La hologogía reconoce la necesidad de comprender que el humano necesita ser y estar en la educación a partir de la noción progresiva, en la que todas las personas, sea cual sea su edad, sean importantes. Apreciar el hecho educativo única y exclusivamente como pedagogía, o como andragogía, o como efebogogía, representa un riesgo reduccionista ya que ninguna edad se educa sola, ni mucho menos los involucrados en la actividad educativa se separan de su propia condición de adulto, joven o niño o niña, a fin de favorecer la educación propia o la de otros. Si en pedagogía se trabaja con niños y niñas, por lo regular lo hacen jóvenes y adultos, pero en una relación en la cual unos educan y otros son educados, aspecto éste explicado por Paulo Freire en sus obras (1987). En términos hologógicos, se debe admitir que todos se educan y todos son educadores, a su vez. Lo que pasa es que no todos se educan sobre lo mismo o son educados en los mismos aspectos, sin que impida esto reconocer que en determinados momentos todos participan de propósitos similares y de actividades conjuntas. Son distintos niveles de complejidad que coinciden en un mismo hecho: el educativo.
                La hologogía corresponde a un proceso de realización en el que todas las personas, resultan interesadas, esto es, educadas, a la manera de cada quien, en correspondencia con la actividad que cumple y según los propósitos de conocimiento que se propongan, en un contexto social determinado. El evento hologógico es multivariable, multidimensional, multieventual, multiverso y, en correspondencia, coincidente, como expresión diacrónica existencial que se expresa sincrónicamente a la manera de cada oportunidad.
En hologogía, las personas, de acuerdo a su edad y grado de vinculación, se interrelacionan, se requieren y se apoyan. La educación es un todo en el que quienes participan tienen real capacidad, potestad y posibilidad tanto de aprender, como de aportar conocimiento. El dilema mayor estriba, entonces, en cómo lograr el reconocimiento hologógico personal y social, y en efectivamente consagrarlo como derecho, oportunidad, responsabilidad y privilegio. Esto se da en la medida en que este proceso permita la vivencia de la condición autogógica -relacionada con la autonomía, la persistencia, la continuidad-, lo que implica la tarea de asumir cada quien su propio proceso formativo. Esta posibilidad que bien puede ser reconocida como heutagógica -alusiva a la autogestión de los procesos de aprendizaje-, se evidencia a la manera de cada edad, de cada vivencia, de cada circunstancia…

La educación es un continuo
               Creer que la educación está vinculada con una etapa de la vida del ser humano, que además cumplida esta se está ya formado, es un error, pues la educación no corresponde a  una etapa  determinada que se puede y debe superar, sino que la misma obecede a una particularidad antropológica y situacional, la del devenir, que se expresa como constante. El niño, el adulto, el joven, el hombre, la mujer, todos y todas requieren de la actividad educativa, como formas de identificación, como maneras para socializar y, especialmente, como recursos para conocer, para contar con claves epistémicas capaces de dar explicaciones a los múltiples porqués de la vida. 

                Esta comprensión, de la educación como continuo, desmitifica las nociones de engañosa madurez –aplicadas en la educación-, según las cuales el adulto es maduro, como también que una persona en un momento de su vida puede decir que ya está suficientemente formado, al estilo de las tesis de Piaget (1999). Pues, no. No hay edades maduras. Al respecto se debe insistir en que el continuo antropológico advierte que a cada edad le corresponde una plenitud, por lo que la realización humana está en consonancia con el propósito de vivir, según la edad y a las exigencias que cada etapa presenta. De igual manera se advierte en materia formativa: nadie  puede decir que se las sabe todas o que ya está formado o que no tiene nada por conocer. Lo que puede haber, son renuncias. Hologógicamente, en todas las edades se aprende, se conoce; en todas las edades se presenta  la necesidad de informarse, formarse, instruirse, adiestrarse; en todas las edades la educación tiene oportunidad...

                La hologogía se percibe, entonces, como la actividad que se realiza como constante en aras de propiciar que el humano, en todas y cada una de las edades, pueda participar en actividades que expresen el privilegio de aprender, la oportunidad de conocer, como también de relacionarse, y en este proceso aspirar a su propia realización personal, grupal y societaria. Es la hologogía un continuo mediante el cual cada quien se inserta en la historia, y en un lugar específico, de acuerdo a los aspectos que esa historia registra como suyos, como también a partir de los que dibuja en el presente, por experiencia propia, y según lo que su vida prefigure, pues todo presente tiene explicación con respecto al pasado, ese presente tiene autonomía por los visos que toma en su actualidad, y ese presente tiene un contenido de futuro que está también en correspondencia con los tiempos por venir.

Hologogía y axiología

Al estar centrada en lo humano, la hologogía tiene también como medida de su desarrollo, los valores. Constituyen estos la forma mediante la cual se constata la efectividad de la educación, pues debe estar su contenido y orientación inspirados en el propósito de propiciar que la persona se realice plenamente. En consecuencia, corresponde a la hologogía comprender la importancia de los valores en la educación de la persona, hacer entender esta cualidad, como también desarrollar pensa, currícula y procedimientos bajo esta perspectiva axiológica. Pero, ¿cuáles  valores? Como este aspecto no es exclusivamente cuantitativo, ni cualitativo, debe tenerse en cuenta que la axiología establece una explicitación eulerizada, esto es, presentación integrativa de los valores de manera que unos contienen otros, y estos están en relación con los demás. Puede decirse que existen valores originarios y valores derivados. Los primeros son necesarios y los segundos se deben a los primeros. Por ejemplo, libertad es un valor originario y responsabilidad es derivado. Justicia es valor originario y equidad es derivado. Amor es valor originario, y el bien su derivado...
Se debe insistir: los valores constituyen la medida de la hologogía, pues allí donde está presente imperan sus efectos. Los valores se expresan en obras, en acciones, en tareas, en realizaciones.

La importancia del contexto
La hologogía, si bien parte de premisas universales, se expresa y adquiere sentido en la medida que se particulariza. Por  eso, al decir que tiene relación con un contexto, se trata de su vinculación con el ambiente, la situación, el ámbito sociológico en el cual se desarrolla.  Expresa en la particularidad el sentido de lo universal. La filosofía existencial lo reconoce: el humano es, y sus circunstancias. El pensamiento de variados autores, entre ellos Ortega y Gasset (1983), coincide en llamar la atención desde tiempo atrás sobre la importancia del contexto. El ámbito propio de cada quien, la oportunidad y las situaciones que se confrontan forman parte de la personalidad y determinan las prioridades y las orientaciones hologógicas. Y estos aspectos están en consonancia con cada oportunidad y según cada contexto. Hologógicamente hablando, la actividad formativa tiene vinculación y responsabilidad con el ámbito sociogeográfico en el cual se ubica, llámese campo, barrio, zona industrial, municipio, comunidad, estado, departamento provincia, nación, ambiente o contexto.

Hologogía y kairós
La hologogía es kairológica: vivencia la oportunidad educativa como una esperanza que se vive en el presente, pero sin anular en ese presente las posibilidades futuras. La experiencia kairológica es oportuna, tiene su momento preciso, pues sabe que el presente está repleto de pasado, está pleno de presente y está contenido por futuros. Y kairós alude a la oportunidad de realización, a la experiencia de vivir a tiempo, de ser a tiempo (Heideger, 1997. Kerkoff, 1997. Marramao, 2008). El futuro hologógico no es un futuro distante, ajeno a la actualidad, sino que tiene sentido en la medida que se va cumpliendo, esto es, se vuelve presente y hace del presente anticipo de futuro.
La hologogía se preocupa por  vivir la experiencia de vida en el aquí y en el ahora, como imperativo, como oportunidad y como privilegio. La hologogía entiende la urgencia histórica de vivir hoy, por hoy y para hoy, no como una experiencia pragmática de presente imperativo, sino como una oportunidad de vivir lo que corresponde, pues sabe que cualquier posposición implica desajustes, riesgos, atrasos y desvíos. De ahí que la hologogía insista en que al niño debe educársele desde su condición de niño, sin posponer ese propósito para tiempos futuros, pues ese presente que se deja para el futuro se convierte en un pasado imperfecto, no cumplido, que aflora en el futuro como esperanza frustrada, como propósitos no conseguido, como aventura no vivida. De igual manera en las demás edades.

La hologogía, la inmanencia y la trascendencia
                Un rasgo importante de la actividad hologógica se encuentra en la trascendencia. En sentido lato, trascender significa ir más allá, descubrir que detrás de cada evento existe una razón que conecta de manera extraordinaria con lo ignoto, lo mistérico y lo desconocido, llámese esto kaos, kosmos, Dios, historicidad, naturaleza, metafísica, metacognición.
                El sentido de continuidad de la hologogía respalda la relación profunda, inmediata del aquí y ahora, con lo que está más allá. Relaciona profundamente lo mediato y lo inmediato pues en hologogía se sabe que la experiencia vivencial asociada únicamente con el presente puede generar grandes vacíos con respecto al futuro inmediato. La hologogía es inmanente, sí, pero, a su vez, es trascendente. Es una inmanencia que tiene explicación en el más allá, y es una trascedencia que se explica en el aquí y en el ahora.
                La trascendencia sin arraigo impide comprender que lo que se espera tiene posibilidad real si se vive, o se encarna, o se manifiesta como hecho presente. Esa es la diferencia entre esperanza y quimera. En la esperanza, se proyectan deseos, sueños y aspiraciones pero se profundiza la vivencia de ellos, ahora mismo. En la quimera, la atención se centra en sueños y en aspiraciones que al no encontrar asidero en la realidad inmediata, entonces, se quedan como sola posibilidad.
               La hologogía aspira a la trascendencia, pues tiene la capacidad de entender la naturaleza del humano que induce a superar dificultades, otear posibilidades y avizorar efectos de largo plazo. De ahí que la hologogía, aunque no necesariamente sea confesional, entiende, interpreta y respeta el sentido trascendente, arcano y mistérico de la vida y advierte sobre la importancia de efectuar conexiones con el futuro, con el porvenir, y con los valores que inspiran panoramas abiertos, sin riesgos de coerción alguna. Aún más, el sentido de trascendencia no se restringe al dilema existencial de alguien en particular, sino que explica el por qué una comunidad puede compartir la esperanza, o un pueblo puede aspirar a mejores situaciones, como también la humanidad como humanidad puede concebir derroteros signados por el más allá, en el más acá.
Al respecto hay que advertir que una cosa sucede cuando la educación está animada desde el pasado, profundamente anclada en referentes pretéritos, a cuando se ejecuta desde un presente exclusivo, viviendo el enceguecimiento del presente, o cuando se realiza desde la experiencia del futuro -prospectivamente hablando- (Barrera, 2005), lo cual hace que la vivencia presente-pasado corresponda a una vivencia del futuro-presente. Desde el futuro, esto es, desde la trascendencia, se puede vivenciar la experiencia hologógica con mayor optimismo y con la seguridad que da el reconocer que los tiempos por venir se pueden vivir anticipadamente.

Epigénesis y poiética
Los procesos epigenéticos están relacionados con la presencia progresiva, dinámica, de variados aspectos que conforman una naturalidad determinada, aspectos que se van manifestando en la medida del desarrollo, como expresión de identidad, con propiedad y pertinencia (Maritain, 1967). La actividad epigenética de la educación garantiza que en todo momento haya aspectos por manifestarse -en cualquier edad-, como también que las posibilidades de asombro existen pues, aun cuando la naturaleza humana se vaya reduciendo en su propia condición existencial, ese agotamiento ocurre en medio de extraordinarias posibilidades de originalidad. Por eso, el asombro de lo que se es, está en relación con cada etapa que se vive, y cada etapa que el ser humano vive tiene su propia posibilidad creativa. Esto explica el carácter poiético (poiesis, creación) de la epigénesis, entendiendo la poiesis como la capacidad creativa, a partir de las propias características de cada quien, como también de cada grupo y experiencia social. Es la poiesis, de impronta griega y platónica, la expresión de creatividad debida a la naturaleza antrópica, porque el humano es poiético por constitución. Este rasgo de creatividad no constituye un determinismo biologicista, ni mucho menos, sino una metáfora para entender la condición necesaria, tanto de sobrevivencia como de distinción, puesto que es la que garantiza que los seres, las organizaciones y las instituciones se fortalezcan en su desarrollo (Maturana, 1996:28ss).
La poiesis constituye el rasgo distintivo de la creatividad que habita en cada quien, susceptible de ser potenciada en cada momento y en cada circunstancia, gracias a la motivación, a la sensibilización, al refuerzo de los procesos neurológicos, como también al imperativo de las situaciones que ameritan tomas de decisión. De ahí que un rasgo hologógico se evidencia en la capacidad de inventiva, de creatividad, presente en la cotidianidad antropológica, y expresada con singular fuerza en los momentos de crisis. Las crisis se constituyen en oportunidades para crear, para inventar, para resolver y para probar la capacidad heurística, propia y colectiva.
Esa capacidad se aprecia como autogógica, pues exige que en todo momento el humano se exprese con todo propósito, originalidad y oportunidad. Por ello, cuando en determinadas circunstancias se impele a la acción, siempre se debe salvar la condición de originalidad y oportunidad propios. De ahí que la experiencia hologógica trascienda el funcionalismo y la actividad meramente conductista y compulsiva: apela a la racionalidad, a la voluntad, a la disciplina, la motivación, la sensibilidad y el trabajo. Y demostrado está que esto tiene visos extraordinarios en la medida que se hace también causa común, como expresión societaria, esencial en la realización humana.

La educación holística y los derechos humanos
Para nadie es un secreto que las instancias educativas de cualquier nivel, en oportunidades, se constituyen en ambientes en los cuales derechos inalienables de la persona humana son conculcados, tales como el de opinión, el disentimiento, la libertad de información, el derecho a elegir y ser elegido, la libertad de conciencia,  la libertad de información, el derecho a la comunicación, entre otros más. La hologogía propugna la educación y la actividad social y comunitaria en torno al reconocimiento y la vivencia de los derechos humanos, a partir de la experiencia de los mismos derechos. En consecuencia, advierte sobre la importancia de crear ambientes  relacionales signados por la inclusión, el diálogo, la interactividad y las decisiones compartidas.
Ningún tipo de educación justifica la violación de los derechos humanos, por muy humanistas y altruistas que sean los fines que pretenda enarbolar determinado modelo educativo. Por eso, en nombre de la equidad, no se puede discriminar; en representación de la justicia, no se puede ser injustos; en aras del amor no se puede instar al odio; en pro de la disciplina y la obediencia no se puede hacer terrorismo; en reinvindicación de la verdad, no se puede recurrir a la mentira ni al engaño.
Debe verse la hologogía desde el punto de vista del derecho natural, como también bajo el amparo del derecho positivo, de manera que se conozcan y se respeten los derechos y se facilite su discernimiento. A su vez, deben apreciarse eventos en proceso, propios de la actividad hologógica, como susceptibles de generar jurisprudencia y, en consecuencia, obligaciones contractuales de implicaciones legales.

Hologogía, investigación y sistematización

        Una característica de la hologogía es el apego a la investigación, como cultura, proceso y método. También, a la sistematización, como método válido para la tarea de conocer. La determinación de procedimientos para la búsqueda, obtención y procesamiento de saberes, forman parte de los requerimientos hologógicos, pues una de las claves del conocimiento radica en la capacidad del conocedor de proseguir en la tarea de conocer. Y este propósito lo logra, conociendo (Barrera, 2004:64). En consecuencia, la investigación se constituye en condición necesaria mediante la cual se accede a lo que por expresión cultural se sabe, y a aquello que está por saberse, lo que implica conocimiento nuevo (Hurtado, 2002).
La actividad hologógica se expresa como cultura de la investigación, a través de semilleros, grupos, equipos y líneas de investigación. De ahí que quien lidera la actividad del conocer, llámese instructor, facilitador o docente, se constituye esencialmente como investigador, con investigadores (grupo), en procesos de investigación (proyectos), a través de líneas de investigación (cátedra, tema, propósito). Y la actividad de todos los investigadores involucrados se evidencia a través de efectos propios de la investigación, como informes, artículos, escritos, publicaciones, proyectos, propuestas, resultados, análisis, críticas ponencias, exposiciones, conferencias...
Los contenidos de las actividades regulares de la educación expuestos como pensa, currícula, cátedra, entre otros, se organizan como líneas de investigación, en las que unos participan en condición de líderes, en oportunidades, y en otras como miembros de equipos inter y transdisciplinarios. Amén de las oportunidades que intervienen como asesores, tutores  y consultores.
La investigación es fuente de conocimiento, cantera de posibilidades y acopio de oportunidades para aprender, para conocer y para enseñar. Dadas las posibilidades, amplitud y potencialidad de la investigación, la hologogía se soporta sobre la teorética y la pragmática de la metodología de la investigación desde su comprensión holística (Hurtado, 2000; 2008), pues esta forma de orientar la manera de hacer ciencia garantiza la posibilidad de trabajar con criterio disciplinario, interdisciplinario y transdisciplinario, con base en posibilidades amplias relacionadas con cada ejercicio científico. Es un error considerar que la ciencia y, por ende, la actividad formal educativa, se pueden cumplir satisfactoriamente desde una sola manera epistémica y metodológica, como lo propone tendencias cualitativas y cuantitativas, con riesgos reduccionistas y, aún más, discriminatorios.
La investigación, la sistematización y la hologogía están profundamente relacionados con la tarea de conocer, descubrir, desarrollar ciencia, tecnología, saberes...

Referencias
Adam, Felix. 1999. Andragogía. Caracas: Universidad Simón Rodríguez.
Aristóteles. 2000. Metafísica. Bogotá: Universales.
Barrera Morales, Marcos Fidel:
2013. Hologogía. Introducción a la Educación holística. Caracas: Sypal.
2012. Sistematización de experiencias y generación de teorías. Caracas: Quirón.
2006. Holística. Bogotá: Quirón.
2005. Planificación prospectiva y holística. Caracas: Quirón.
2002. Holística comunicación y antropología. Bogotá: Magisterio.
Dottrens, Robert; Mialaret, Gastón. 1979. “Educación y pedagogía”. Tratado de ciencias pedagógicas. Barcelona: Oikus-tau.
Freire, Paulo. 1987. Pedagogía del oprimido. Bogotá: Universales.
Heidegger, Martín. 2003. Ser y tiempo. Madrid: Trotta.
Ortega y Gasset, José. 1983. Obras completas. Madrid: Alianza.
Piaget, Jean. 1999. Seis estudios de psicología. México: Seix Barral.
Platón. 1999. Seis estudios de psicología. México: Seix Barral.
Hurtado de Barrera, Jacqueline.
2008, 6. El proyecto de investigación. Caracas: Quirón.
2002. La formación de investigadores. Bogotá: Magisterio.
2000, 4. Metodología de la Investigación holística. Caracas: Sypal.
Kerkoff, Manfred. 1999. Kairós. San Juan: Universidad de Puerto Rico.
Marramao, Giacomo. 2008. Kairós. Apología del tiempo oportuno. Barcelona: Gedisa.
Maturana, Humberto; Varela, Francisco. 1996. El árbol del conocimiento. Santiago: Universitaria.
Morin, Edgar. 1999. Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Gedisa.
Platón. 1969. Obras completas. Madrid: Aguilar.
Weil, Pierre. 1999. Holística. Una nueva visión y abordaje de lo real. Bogotá: Paulinas.


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Artículo revisado por el autor en noviembre de 2013. La versión anterior fue publicada en la Revista de Ciencia y Tecnología Citein, del Instituto Universitario Santiago Mariño, Maracaibo, Venezuela, en el 2011, correspondiente al Año 2, Nro. 3 de junio de 2009.

AbstractLa hologogía (hol, holo, entero, todo; agein, acompañar) constituye la manera integral y holística de comprender la educación. Parte de entender que la educación es una actividad eminentemente humana, que es un proceso continuo que tiene que ver con todas las edades, con toda la persona y con todas las personas, indistintamente de su género, edad, credo y ubicación.  La hologogía reconoce este derecho e insiste en advertir que la actividad que se cumple centrada en las edades, llámese pedagogía, efebogogía o andragogía,  deben transitar hacia una comprensión integral y trascendente que aprehenda e involucre a personas de cualquier edad. En términos metodológicos, el trabajo se inscribe en el marco de una investigación proyectiva, de diseño documental, que se propuso como objetivo  elaborar una propuesta teorética relacionada con la manera de entender la educación en su comprensión holística. 

Abstract: Hologogia forms the holistic way to understand education. Comes from the understanding that education is a human proper activity, a continous process that belongs to all ages and all people, althought its sex, age, religion or country. Hologogia acnowledge this right and insist to warn that any activity that has to deal with education and people age –call it pedagogia, efebogogia, andragogia- must go over a integral comprehesion and trascendent that involves people of wathever age.
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2 comentarios:

  1. Excelente libro... como puedo conseguirlo... mi correo renzo.e.herrera@gmail.com

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    1. Estimado investigador, la edición física está agotada. Se está preparando la quinta edición. La inmediata está disponible en Amazon.com. Muchas gracias por su amable interés.

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